La vida de Fidel Castro ha impactado en el área del deporte cubano del mismo modo que en otros muchos sectores sociales, y como personaje controvertido, ha provocado reacciones totalmente contradictorias.
Unos abogan que su papel en el sector deportivo fue decisivo para los logros conseguidos por muchos atletas durante sus 57 años de política en el país y otros, que precisamente por la dictadura, no pudieron llegar más lejos.
Los que defendían su importancia en este sector lo argumentan diciendo que Fidel Castro fue un gran amante del deporte, derrochando recursos y apoyo incondicional al mismo.
Por otro lado, los que celebran la desaparición del dictador, aseguran que copió ideas comunistas implantadas en China y en la antigua Unión Soviética, utilizando el deporte para conseguir sus propios logros políticos manipulando a la población a través de imágenes, iconos y banderas propagandistas que obligaba a utilizar a los deportistas.
Lo cierto es que el peso del deporte en la isla ha sido brillante, con un total de 220 medallas olímpicas, de las cuales 77 fueron de oro, 69 de plata y 74 de bronce, destacando el boxeo, el atletismo y el yudo en tercer lugar, pese a la debilidad del dictador por el beisbol donde solo fueron 5 las medallas olímpicas conseguidas.
Figuras como Teófilo Stevenson y Félix Savón en boxeo, Martín Dihigo que para muchos fue el mejor pelotero de todos los tiempos, Javier Sotomayor en salto de altura e Iván Pedroso en salto de longitud y Regla Torres en voleibol como la mejor jugadora del siglo XX declarada por la Federación Internacional del deporte.
Realidad o leyenda, la muerte de Fidel no dejará al deporte cubano indiferente, ya no será él quién dirija el Instituto Cubano de Deportes y Recreación, pero deseamos que Cuba siga triunfando en el futuro ya que no son solo sus deportistas quienes deben luchar por ello, el gobierno debe apoyarlos.