Según el diario estadounidense ‘The New Yorker’, el productor pagó a detectives, abogados y reporteros para encubrir los innumerables casos de abusos sexuales que podrían llegar salir a la luz, todos ellos preparados para proteger a Weinstein en caso de que alguna de sus múltiples víctimas pudiera hablar por lo que la red de espionaje de que disponía para protegerse era enorme.
Dicha red estaba integrada por dos compañías especializadas en servicios de inteligencia, Kroll y Black Cube, que a su vez estaban integrados por varios veteranos de las “unidades de élite de los servicios israelíes” y desde estas Weinstein disponía de un equipo de abogados que se encargaba de presionar e intimidar a las víctimas o cualquier persona que decidiera denunciarlo mediante contratos jurídicos donde intervenia el dinero y el silencio para ¨callar¨ a todo aquel que decidiera denunciarlo de una u otra manera, utilizando el chantaje o cualquier otro medio de presión posible para evitar que salieran a la luz las denuncias y acusaciones que constantemente recibía por no renunciar a sus enfermizas acciones.
“Tras un año de esfuerzos, la campaña de Weinstein para controlar y silenciar se ha derrumbado”, relata Ronan Farrow, el periodista que sacó ala luz los casos de abuso sexual de Weinstein.