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30 de noviembre 2017 (notiwire.com).– José Inés García Zárate, el inmigrante mexicano acusado de matar a la joven Kate Steinle en un muelle de San Francisco y que detonó todo un escándalo que justificó la embestida del presidente Donald J. Trump en contra de las ciudades santuario, finalmente fue declarado no culpable después de un largo proceso y un juicio final que se extendió por 6 días.
El caso de Kate Steinle
Hace un par de años en un muelle de la bahía de San Francisco, Kate Steinle, una mujer de 32 años caminaba tranquila junto con su padre y un amigo, fue entonces que un disparó por la espalda la derribó, y cayó en los brazos de su padre suplicando por ayuda sin que ninguno de los 3 comprendiera lo que había pasado.
Una bala, había salido de un arma en las manos de García Zárate, un inmigrante e indigente mexicano, quien previamente había sido deportado seis ocasiones, y quien rápidamente emprendió una huida del lugar.
La hipótesis inicial que manejó la parte acusadora, era que José Inés, había acudido al muelle con la intención de hacer daño y matar a alguien al azar, lo cual levantó gran polémica y endureció las políticas anti-inmigrantes, pues los hechos parecían ser totalmente reprochables.
José Inés había pasado gran parte de su estancia en los Estados Unidos en prisión, y aunque había sido deportado varias veces, siempre reingresó de manera ilegal, por lo cual se detonó un sentimiento anti-inmigrante, el cual fue usado incluso por Trump como ejemplo de que los inmigrantes y las ciudades santuario eran algo peligroso que no debería existir.
Qué definieron los jueces
Después de un largo y extenso juicio, este jueves finalmente los jueces llegaron a su resolución, después de haber examinado a detalle todas las evidencias existentes. El jurado tenía varias opciones, sin embargo finalmente el resultado final fue el menos sospechado: no culpable.
El jurado determinó que fue cierta la versión que manejó la defensa encabezada por el abogado defensor Matt González, quien logró demostrar que su cliente, José Inés, accionó el arma por accidente, después de haberla encontrado segundos antes envuelta en una tela debajo de la banca donde estaba sentado.
González argumentó que el arma se encontraba cargada y sin seguro, por lo cual de forma accidental se generó el disparo que lamentablemente terminó por acabar con la vida de Kate.
Anteriormente se habían manejado versiones de que José Inés había reconocido que accionó el arma intencionalmente, no obstante que la defensa logró demostrar, tras analizar los videos de los interrogatorios, que el mexicano, de escasa educación y quien tampoco tenía un conocimiento del idioma inglés, no había entendido lo que le estaban cuestionando los oficiales.
Como parte de la defensa también se demostró que José Inés, aunque había estado preso, nunca había tenido algún reporte de violencia, todos los cargos habían sido por drogas y por reingresar de manera ilegal a los Estados Unidos, e incluso se argumentó que jamás había estado en contacto con un arma de fuego; aseverando que la huida se generó por el susto que le provocó el ruido del arma, y el hecho de haber provocado una herida a una joven que pasaba por el lugar. José Inés arrojó el arma al mar, misma que fue recuperada al día siguiente por un buzo de la policía.
El arma había sido robada 6 días antes del fatídico día a un ranger federal, y de acuerdo a las imágenes de una cámara ubicada a un cuarto de milla, al parecer fue dejada efectivamente en esa banca, por un grupo de 6 sujetos que estuvieron en ese punto minutos antes del incidente.
Con esto se cierra uno de los casos más emblemáticos de indocumentados y acerca de las ciudades santuario, y aunque pareciera que se está cayendo uno de los principales argumentos de las políticas anti-inmigrantes de la presente administración federal, aún está por verse las reacciones que esta resolución puede provocar.
